Mª del Rosario de joven |
Y fue en esta época cuando Charo conoció a Jan, un ejecutivo francés de su misma empresa. Charo se enamoró locamente. Tanto que abandonó a su marido y a su hija y se fue a Francia con Jan. Pero la vida le dio un duro revés a Charo. Su historia de amor con Jan duró poco y tuvo que volver a Barcelona. Su familia no le perdonó lo que habia hecho y recurrió al alcohol para olvidar sus penas.
Pronto se vio sin hogar y sin familia. El estallido de su corazón afectó al cerebro, incluso estuvo ingresada un tiempo en un psiquiátrico de Sant Boi. Charo se convirtió en una indigente más de la calle. Dormía donde podía, a veces los cajeros automáticos le proporcionaban un refugio adecuado, sobretodo en invierno.
Y fue precisamente en un cajero automático donde Ricard (18 años), Oriol (18 años) y Juan José (16 años), unos jovenes de clase acomodada (que lo habían tenido practicamente todo en la vida) decidieron quemarla viva. Fue la vez que más lejos llegaron, aunque no la primera. Los tres jóvenes llevaban meses golpeando a indigentes, volcándoles basura encima o robándoles sus pertenencias. "Lo que más les gustaba era orinar sobre ellos cuando dormían", contaba una ex amiga.
A veces da la impresión de que cuanto más tiempo de paz hay, cuanto más sube la calidad de vida en un pais o en una región, las diferentes generaciones son cada vez más egoistas y violentas. Parece que la humanidad de las personas va unida fuerte e inseparablemente al esfuerzo de cada generación por sobrevivir. Cunado este esfuerzo desaparece por no ser ya necesario, la humanidad desaparece con él.
"La humanidad, partiendo de la nada y con su sólo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria." (Groucho Marx)
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