En 1582 había 10 días de error debidos a la inexactitud del calendario juliano - Foto vía pixabay - |
Calendario Juliano
Los romanos tenían un calendario bastante inexacto de un año con 304 días repartidos en 10 meses, que además los gobernantes reajustaban el último mes del año con criterios políticos y personales. Se alargaba o recortaba, por ejemplo, para adelantar o retrasar votaciones según los intereses personales del gestor. Tal fue el desajuste del calendario que el invierno llegó a estar fechado en el otoño solar.
Un astrónomo y filósofo llamado Sosígenes de Alejandria intentó corregir este grave problema en el calendario y logró convencer a Julio César para realizar una profunda reforma, de forma que las fechas y festividades romanas concordaran con las fechas astronómicas en el calendario.
Julio César estableció el calendario juliano en el 49 a.C. - Foto vía Penn Provenance Project - |
Se implantó en el año 46 a.C. el calendario solar con el nombre de Julius -posteriormente llamado Juliano- y ese primer año, llamado el "último año de la confusión", tuvo que tener 445 días para compensar el desfase del calendario anterior. Se añadieron dos meses extras entre noviembre y diciembre de 33 y 34 días respectivamente.
El año calculado constaba de 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189 días. Aunque fue un gran logro para la época obtener tal precisión, este error equivale a algo más de 11 minutos anuales que acumulado a lo largo de los años da varios días de error.
Calendario Gregoriano
Entre el año 325 d.C. -I Concilio de Nicea- y el 1582 d.C. el error acumulado por el calendario juliano era de aproximadamente 10 días. Este hecho se hizo notar en el Concilio de Trento (1545-1563) para adecuar el calendario litúrgico correctamente.
El papa Gregorio XIII creó un comité para impulsar la nueva reforma del calendario que estuvo formado -entre otros- por dos eminencias históricas. Uno de ellos fue Cristóbal Clavio, un reputado jesuita, astrónomo y matemático cuyos libros de astronomía han sido utilizados durante cientos de años en las universidades como grandes referencias sobre el tema. Uno de los mayores cráteres de la Luna (233 km de diámetro) lleva su nombre en honor a su trabajo. Otro ilustre del comité fue Luis Lilio, médico, filósofo y cronista italiano que falleció antes de poder ver completado el nuevo calendario.
El cráter lunar Clavius -uno de los más grandes- es nombrado así en honor del astrónomo Cristóbal Clavio, uno de los precursores del calendario gregoriano - Foto por Mike Salway - |
La reforma del nuevo calendario se aprueba en el año 1580 y se establece su entrada en vigor para octubre de 1582.
El calendario se adoptó inmediatamente en los países donde la Iglesia Católica era más influyente y costó mucho más acogerlo en países anglicanos, ortodoxos, protestantes y otros. Los primeros en acogerlo -el 4 de octubre de 1582- fueron España, Italia, Polonia y Portugal. Francia, Países Bajos, Bélgica y el sur de EEUU lo acogieron a finales del mismo año.
En 1583 lo acogieron las zonas católicas de Alemania, Austria y todas las colonias españolas en América Central, Sudamérica y Asia.
A lo largo de los años todos los países se ha ido acogiendo con mayor o menos problemática. Inglaterra no lo hizo hasta el año 1752. El último en adoptarlo fue Grecia que no usó el calendario gregoriano hasta hace apenas 90 años en 1923.
¿Es exacto el calendario gregoriano?
El calendario gregoriano se ajusta a 365,2425 días por año mientras que la cifra correcta es de 365,242189 días. Así, a pesar de ser más exacto que el juliano, el calendario gregoriano tiene un error de 26 segundos anuales. Esto representa un error de 1 día cada 3.300 años, cuya única forma de corregirlo es haciendo ajustes cada cierto tiempo. No obstante, la cantidad de 3.300 años es tan grande, que en ese periodo de tiempo entran en juego efectos no del todo calculables que afectarían a la duración del año como pueden ser la desaceleración de la Tierra en su movimiento de traslación o el efecto de la Luna sobre la mareas que frenan levemente el movimiento de rotación terrestre. Por tanto, no será necesario analizarlo hasta dentro de 1.500 ó 2.000 años cuando habría que realizar nuevos análisis para determinar exactamente el ajuste a realizar.
Aun así, se estima que sólo el 35% de la población del planeta usa el calendario gregoriano, ya que el 65% restante -judíos, musulmanes, budistas y otros- usan sus propios calendarios.
Aun así, se estima que sólo el 35% de la población del planeta usa el calendario gregoriano, ya que el 65% restante -judíos, musulmanes, budistas y otros- usan sus propios calendarios.
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