Fueron inventados por los Laboratorios Bell en 1947 - valiéndole el premio nobel a sus desarrolladores - y sustituyeron a las antiguas válvulas de vacío que ya sólo tienen aplicaciones puntuales en ciertos elementos de amplificación de audio.
- Foto vía Uwe Hermann - |
Biotransistores, una realidad
Científicos de la Universidad de Stanford han desarrollado el primer biotransistor -utilizando nanotecnología- al que han llamado Transcriptor. El hecho de crear un transistor biológico, que como hemos dicho es la base de toda la tecnología, dará el paso a crear computadoras y dispositivos tecnológicos orgánicos.
A diferencia de un transistor semiconductor -que controla el flujo eléctrico- los transciptores controlan el flujo de una enzima llamada polimerasa que transcribe o replica ácidos de ARN mientras viaja a lo largo de una cadena de ADN. El movimiento del ARN en su trayecto es controlado por unas combinaciones especiales de enzimas que logran emular el comportamiento de puertas lógicas booleanas (en inglés “Boolean Integrase Logic Gates” o “BIL Gates”), el elemento básico de la electrónica digital y de la computación. Usando varios transciptores se logró ejecutar algunas tareas computacionales en el interior de una célula viviente.
- Foto vía quatar - |
Al igual que hacen falta millones de transistores para construir una CPU moderna, harían falta millones de transcriptores para construir una computadora orgánica. Aun se está estudiando como almacenar datos (bio-memorias) y como transmitirlos (bio-bus). Para esto último ya se está utilizando el virus M13 para transmitir cadenas de ADN entre células.
Aun queda mucho para poder ver un biocomputador en nuestra casa, pero es posible que aplicaciones más inmediatas -como biosensores integrados en nuestro organismo para detectar enfermedades- estén más cercanos en el tiempo.
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